Del señor de oro y otros demonios

Por: Luis Fuentes

“…Esto no es una clica señores, si bien es cierto una clica, es algo terrorífico, sanguinario, algo que genera pánico; las redes criminales y de corrupción desarticuladas por el MP y la CICIG hasta ahora, son algo superior incrustado en la estructura del Estado, compuesta por militares, muchos de ellos responsables de delitos de lesa humanidad y empresarios corruptos, que por décadas han saqueado las arcas del país…en mi punto de vista muchos jueves de CICIG y muchas sorpresas están por venir…”

Esa fue la conclusión de uno de los conferencistas del foro convocado por la CGTG a finales de septiembre pasado. Fue una predicción cabalística.

Sin lugar a dudas, en el camino de la lucha contra la corrupción, mucho falta por conocerse y mucho falta por suceder en las semanas o en los día venideros. Aunque ya hemos llegado al punto de no sorprendernos, seguramente muchos nombres de personajes flolklóricos saldrán a relucir, cubrirán titulares y serán objeto de creatividad de consignas de la batucada y mofas de los memes en las redes sociales.

La semana pasada fuimos testigos de una de las actitudes más impresentables del alcalde de la capital, Álvaro Arzú, quien con su típica arrogancia y en un ataque de ira, irrumpió de manera prepotente en la conferencia de prensa que la CICIG y el MP estaban ofreciendo, en relación al escandaloso caso de corrupción en donde el alcalde o “el señor oro”, como lo denominan en las comunicaciones hechas públicas por dichos órganos, es el principal implicado.

Vinculado al capataz de la muni, hay grandes y oscuros negocios que, a pesar que los descomunales trances que allí se cocinan son un secreto a voces, nadie hasta el momento se había atrevido tan siquiera a insinuarlo. De esa cuenta, Su Muni, es manejada a su discrecionalidad por el alcalde, como una cuenta personal, bajo la figura de fideicomiso (creada durante su mandato presidencial en 1997), administra en tres fideicomisos más de Q1,500 millones, a los cuales la Contraloría General de Cuentas -CGC- no puede fiscalizar; aunque si audita, recurrentemente realiza señalamientos de opacidad, especialmente en la duplicidad de pago de salarios, servicios técnicos cuestionados, pagos dudosos de renta y mantenimiento de buses articulados para el transmetro, y otros.

Todas las entidades del Estado, autónomas, descentralizadas, municipalidades y empresas públicas, están sujetas a regulaciones de Ley de Compras del Estado, menos la Muni del Señor Oro.

Por otro lado, el salario de alcalde de Guatemala, electo apenas por alrededor del 35% de los empadronados, es superior al de muchos presidentes de Latinoamérica, sus ingresos se distribuyen así: salario Q23,169.00, más dietas semanales en reuniones del Consejo Municipal y reuniones en EMETRA, en total suma Q75,169.00.

Lo denunciado por la CICIG, de uso de fondos municipales en actividades electorales ilícitas y su implicación directa en otros actos de corrupción, es quizá la punta del iceberg. La lista de casos relacionados con el personaje que nos ocupa es larga, entre ellas: arropamiento de dirigentes de la corrupta AEU por 17 años, protección a Lima y a Villanueva en el asesinato de Monseñor Gerardi, venta de empresas estatales cuando fue presidente; su militancia política en partidos de ultraderecha, su desempeño en diversos cargos públicos, su admiración por caudillos nefastos, como: Rafael Carrera, Jorge Ubico y Ríos Montt, lo delatan, aunque con su personalidad altanera y prepotente del Señor Oro, seguramente lo harán somatar la mesa, vociferar, hacer llamamientos a la guerra o a ofrecer morongazos y a sacar más demonios que lleva dentro.

Cintillo de Opinión

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