Guatemala es uno de los países más violentos en Latinoamérica, la tasa es de 26 homicidios por cada 100 mil habitantes, alguna vez se ha preguntado ¿quién gana con la violencia? ¿qué ganancias obtienen con la violencia?
Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada. Edmund Burke
Si usted ha visto la película “El Señor de la Guerra” observará un ejemplo gráfico de cómo las personas obtienen ganancias del dolor, la muerte y las miserias humanas, pero en Guatemala no es ficción lo que se está viviendo, es la realidad que enluta diariamente a más de 11 familias, grupos de amigos, de estudio o trabajos.
La violencia es un tema profundo que no se puede conocer en cinco minutos, se debe profundizar en el por qué, más que en el cómo. Las ganancias por violencia se pueden identificar rápidamente dos tipos: una es la ganancia económica y otra es la ganancia política.
La ganancia económica es aquella que obtiene desde aquel marero de barrio que extorsiona una tienda o una tortillería, hasta aquel empresario de seguridad privada, estos últimos por lo general son militares retirados, vaya combinación: marero y militar.
La Dirección de Servicios de Seguridad Privada (DGSSP), contabiliza más de 45 mil agentes de seguridad privada, pero si se suma agentes de seguridad y guardaespaldas, la Gremial de Empresas de Seguridad Privada, estima que en el país existen cerca 150 mil personas que prestan servicios de seguridad privada entre legales e ilegales, comparada con los 35 mil agentes de la Policía Nacional Civil (PNC). Noviembre y diciembre son los meses que este número se incrementa debido a la demanda de seguridad de los pequeños, medianos y grandes comercios por las compras de fin de año.
Es obvio que si existe tanta gente dando servicio de seguridad, es porque existe un mercado que lo demanda; imaginemos que mañana se termina la violencia, robos, asaltos ¿a qué se dedicarían estas personas? si nos ponemos a pensar en este factor, existe un grupo económico que le interesa que los crímenes, asaltos, robos se incrementen. A estos empresarios sumemos los extorsionistas, los mareros, los traficantes de armas, que les interesa poco la seguridad nacional y certeza jurídica en el país, para seguir obteniendo ganancias económicas.
Por otro lado tenemos las ganancias políticas, el populismo, la demagogia y la politiquería o política barata son comunes en el país. Para los politiqueros la violencia sirve para venderse como salvadores del pueblo, queriendo revivir la pena de muerte, es que todo lo arreglan con la pena capital, transformándose en vendedores de humo, pues ellos saben muy bien que esta pena no se puede concretar, también les sirve como cortina de humo para apartar la mirada del pueblo, mientras ellos siguen haciendo de las suyas.
Por eso creo que la violencia está ligada con la corrupción, las ciudadanas y los ciudadanos no podemos dejar que el árbol nos cubra el bosque. Nuestro paso debe ser firme para cambiar este sistema corrupto y violento. No más violencia, no más corrupción.