Por: Alicia Estrada
A Isaías Solís le cambió la vida un 24 de diciembre. Cuando con tan solo 19 años de edad decidió tomarse los tragos con sus amigos y en lugar de irse a su casa, se fue para las vías del tren, donde se acostó a dormir dejando sus pies sobre uno de los rieles.
Cuando Solís recobró el conocimiento, estaba en un Hospital de Izabal, de donde es originario. En esa época solo había una ambulancia, para atender emergencias de toda la población.
Los bomberos fueron quienes lo rescataron de los rieles y lo llevaron al hospital de Puerto Barrios. Según el allí solo le lavaron las heridas. Fue hasta los tres días, de estar internado, que ordenaron sus traslado a la capital guatemalteca. En ese momento, le notificaron que sus heridas estaban gangrenadas por lo que tenían que amputarle las piernas.
Desde ese fatídico momento, su vida cambio. Isaias ha tenido que luchar para salir adelante. Para ello, aprendió diferentes oficios. Fue zapatero, reparó radios. Durante muchos años trabajó en una empresa que fabricaba bolsas. A los 38 años lo despidieron de la empresa y fue en ese entonces, cuando por su edad y sus capacidades especiales, tuvo que buscar como ganarse la vida.

La vida de Isaías no ha sido fácil, pero pese a todo, a los 6 años del accidente encontró a su esposa con la que procreó a 2 hijos quienes son su orgullo.
Eso lo llevó a emprender sus venta de recargas telefónicas. Llegó y se instaló en el campus de la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde permanece. El trabajo de recargas telefónicas y la venta de algunos artículos para celulares, le ha permitido sacar adelante a su familia en todos estos años.
Después de muchos años y de enfrentar los sinsabores de la vida, Isaías, aconseja a todas las personas para que, si van a pasarse de copas, asignen a un conductor y no arriesguen su vida. Según su experiencia, lo mejor es no tomar, «así se evita uno muchos problemas».