Estamos cerca de una de las fechas más esperadas por los guatemaltecos. La Navidad y el Año Nuevo son motivo de felicidad, convivencia, alegrías, pero también puede ser lo contrario de no ser por nuestra prudencia, responsabilidad y respeto hacia los demás.
No es mi intención entrar en una discusión sobre los orígenes o fines de las fiestas de fin de año, lo cierto es que social y culturalmente están instauradas. El tráfico es intenso y se puede inferir, es porque muchas personas están de compras y preparativos para el 24 y 25 de diciembre. En este sentido el primer punto que quiero comentar que es importante prevenir el consumismo.
El consumismo, en el entendido de adquirir aquellos bienes y servicios que son incensarios o que suplen a otras necesidades vitales para nosotros. Por ejemplo, gastar en regalos de navidad caros, y que realmente no sean de utilidad para una persona o no lo necesite; atendiendo a la forma de pensamiento que lo más importante es el compartir (un momento, una experiencia, amistad, solidaridad, vínculos.)
Es necesario ser responsables con nosotros mismos y con nuestros seres queridos. Recordar que en un par de semanas estaremos en la famosa cuesta de enero en la que la inversión de nuestros recursos será necesaria. Adquirir deudas es fácil para estas fechas, pero si es por un asunto que no se amerita o es vital para nosotros lo mejor será prevenir esa deuda y futuros problemas económicos.
El segundo punto por resaltar es la responsabilidad que debemos mantener en estas convivencias, por diversos factores, como el uso de juegos pirotécnicos, no conducir en estado de ebriedad, ser tolerantes a otras formas de pensamiento sobre estas festividades para no incurrir en disgustos y pleitos con nuestros semejantes.
Y, por último, y no por eso menos importante, ¿qué tiene valor para nosotros en estas fechas?, ya que lo anterior está en función de ese valor que le otorgamos a alguien o a algo. La convivencia familiar es una de ellas; aun así, es importante que se verifique lo que pensamos con lo que hacemos, ya que para la convivencia familiar no son las únicas fechas establecidas y por su importancia social (de la familia) debería de ser constante.
En fin, estimado lector, soy de la opinión que en estas festividades debemos dar prioridad a los asuntos que realmente valen la pena y son de beneficio y provecho (en el buen sentido de la palabra) para nosotros y nuestros seres queridos. Tener en cuenta nuestras convicciones y formas de pensamiento, pero sin alterar la tranquilidad y paz de las demás personas. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Es para mí de mucha gratitud desearle que tenga felices fiestas de fin de año al lado de sus seres queridos y desearle, de antemano, éxitos en sus proyectos elaborados para el 2,018.