Por: Walter Pérez
Las discusiones sobre investigación aportan un sinnúmero de definiciones, perspectivas, procesos, métodos; toda vez que es importante para el ser humano como un elemento vital para su desarrollo individual y social. El ser humano por naturaleza es acucioso, aptitud que con el paso del tiempo se ha convertido en sinónimo de avances y progreso. Sin embargo, ¿qué es?, ¿qué implica?, ¿cómo y para qué sirve investigar? Tratar de responder a estas preguntas ocupan el desarrollo en las siguientes líneas.
El Diccionario de la Lengua Española, disponible en dle.rae.es define investigación como “Indagar para descubrir algo.”, otra de las definiciones es “Realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el propósito de aumentar los conocimientos sobre una determinada materia”
La investigación es una actividad que permite dar respuesta a preguntas y hechos que aportan a un conocimiento cotidiano; sin embargo, para otros temas especializados es preciso aplicar rigurosidad a los procedimientos de igual manera que lo haría un científico en su laboratorio investigando sobre una enfermedad.
Por ejemplo, en el campo de la comunicación, se requiere procedimientos para analizar contenido de los medios, discursos, procesos, barreras, tendencia. Merece etapas, métodos y metodologías que permitan acercarse con objetividad “a la verdad” o en otras palabras a la realidad que se investiga.
En el ámbito académico la investigación es trascendental, para un estudiante en Ciencias de la Comunicación, significa una posibilidad de egresar de una carrera profesional a través de una investigación sobre tema específico (tesis), Ejercicio Profesional Supervisado (EPS), en ambos casos se deberá investigar.
Cada persona puede formar una definición sobre investigación, según la visión de las cosas e interpretación de la realidad e incluso se puede dar el fenómeno de percibir a la investigación como una práctica exclusiva de las ciencias puras y aplicadas. Al respecto (Bonilla, 2009) plantea que “La ciencia no es un conjunto de ideas y argumentos lejanos que sólo nos toca cuando se habla del genoma humano o cuando despega un transbordador espacial…”, la autora agrega “En las sociedades del conocimiento la ciencia permea todas las dimensiones de la vida del ser humano”.
Lo anterior resalta la importancia de que toda persona en más de algún momento se ve involucrado en procesos de investigación que se realizan en el diario vivir o en el ámbito profesional y académico, estos dos últimos casos, implican también generar conocimiento. Para la autora antes citada es primordial que la investigación tenga sus bases en la “caja negra”, que no es otra cosa que generar el conocimiento a partir de una forma sistemática, objetiva, precisa y confiable.
Por esta razón, los trabajos de investigación que son el producto de cualquier actividad académica tienen y se les debe de asignar la relevancia, no solo por ser un medio para obtener un beneficio personal o profesional (ganar el curso, obtener un título) sino por la implicación social y al gremio de la especialidad que se está aportando.
Por ejemplo, una investigación documental, al igual que un proceso de investigación de campo se debe plantear a partir de los mismos principios básicos de: rigurosidad, coherencia, trascendencia. En otras palabras, por ser una investigación de escritorio o gabinete no debería ser desestimada ni limitada a copias de textos de internet (sin el tratamiento que amerita) que al final no cumplen con el objetivo de gestionar la información y el conocimiento, menos aún generarlo en beneficio de un interés público. Desde aquí se vislumbran algunas aptitudes que los investigadores deben de formar.
Además, el dominio sobre la investigación tiene por consecuencia profesionales preparados y competentes no solo para recibir el conocimiento sobre una disciplina o área, sino generarlo, gestionarlo, ampliarlo, refutarlo. (Rivas, 2012) discute sobre las competencias que debe de mantener un investigador en cualquier área o campo del saber. El autor, resalta el modelo de LART (2011)
La lista de competencias resalta la necesidad que las personas dispongan de los conocimientos y experiencias adquiridas a nivel personal, profesional y académico con el objeto de plantear y ejecutar proyectos de investigación. Además, en el entendido que tener las competencias citadas no brindan un conocimiento absoluto de las cosas o fenómenos que se pretendan estudiar, sino solamente ofrecen la posibilidad de generar procesos de estudio sobre los fenómenos sociales.
Actualmente la investigación se ha visto relegada a una práctica de búsqueda por internet sobre cualquier tema. Por consecuencia, se puede agregar otra competencia que deben formar los investigadores: utilizar las herramientas tecnológicas para la gestión de la investigación. Por la cantidad de información en internet, está la posibilidad que las investigaciones que se realicen sean deficientes al no haber (en el investigador) la capacidad de saber qué hacer con los contenidos disponibles, ni cómo utilizarlos como un aporte al asunto investigado.
La investigación implica (por citar algunos ejemplos) habilidades como: análisis, síntesis, diferenciar la visión propia sobre un tema y lo que en la realidad es (interpretación), separar juicios de valor (cuando no son necesarios), hábito de lectura, dominio de herramientas tecnológicas, ser éticos, habilidad para seleccionar y discriminar fuentes de información.
En conclusión, es importante que todo trabajo de investigación debe de ser desarrollado con la importancia que se merece, desde una revisión documental, una observación, el registro de acontecimientos, hasta el desarrollo de una investigación compleja como la tesis o EPS. Formar estos hábitos permean la posibilidad de general cultura de investigación y adquirir las competencias necesarias para perfeccionar el hacer investigación.
Las competencias enumeradas no son las únicas, pero permiten una noción sobre el quehacer de la investigación, especialmente en las ciencias sociales. Estas competencias, así como otros temas en la línea temática de la investigación serán abordadas y profundizadas por el autor en posteriores artículos académicos.
Trabajos citados
Bonilla, C. E. (2009). La metodología de la Investigación: practica social y científica. México: Alfaomega.
Rivas, T. L. (2012). Las nueve competencias de un investigador. Investigación Adminisrativa(108), 34-54. Recuperado el 18 de Enero de 2018, de file:///C:/Users/Walter%20P%C3%A9rez/Downloads/art%C3%ADculo_redalyc_456045339003.pdf
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