Sin duda alguna el presidente Jimmy Morales, no la está pasando nada bien, los escándalos en su gestión se resisten a abandonarlo, esto sumando a las presunciones que se hacen también insistentes en relación con que al mandatario le gusta coquetear seguido con el dios baco. “Su rostro y sus ojeras lo delatan” me comentó hace unos días un cercano colaborador de la casa presidencial al consultarle sobre este supuesto.
Los bochornos han sido la constante en toda la gestión gubernamental de Morales, sin embargo, los últimos meses han sido de los más críticos. Todo comenzó con la poca o nula acción gubernamental después que se conociera sobre la muerte de la niña Claudia Gómez supuestamente a manos de un agente de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, las críticas especialmente en las redes sociales, no se hicieron esperar.
Y tal como lo indican las “Estrategias de Manipulación de Masas” atribuidas a Noam Chomsky, una noticia mata a la otra, eso se ha cumplido a cabalidad, apenas se enterraban los restos de Claudia en su natal San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango, cuando literalmente, se reventó el Volcán de Fuego con el saldo ya conocido.
Lejos de demostrar un verdadero liderazgo, propio de un jefe de Estado, el mandatario Morales salió como se le hizo costumbre, con un talante de arrogancia ante las cámaras de los noticieros de televisión para decir que lamentaba no disponer de fondos para atender dicha emergencia, cuando a mi criterio, debió asumir una actitud diferente, positiva y esperanzadora para los damnificados.
Por si fuera poco, un par de funcionarios, específicamente el Ministro de Ambiente, Alfonso Alonzo y el hasta el pasado martes vocero presidencial, (plaza inexistente según dictamen de la Contraloría General de Cuentas) Heinz Heimann, han contribuido con sus disparates a cavar la tumba a su jefe inmediato. Alonzo reconociendo en plena interpelación ser neófito en el tema ambiental, y Heimann asumiendo posiciones fuera de lugar, sobre todo con el tema de los niños migrantes.
A propósito de los niños migrantes separados de sus padres en la frontera sur de Estados Unidos, a regañadientes y luego de la oleada de críticas nacionales e internacionales especialmente en redes sociales, el mandatario salió con un pronunciamiento gallo gallina, por medio de la Cancillería tibiamente el gobierno guatemalteco rechazó las acciones de su par estadounidense.
Pero como faltaba la guinda al pastel, uno de los últimos escándalos del mandatario, tiene que ver con presuntas acusaciones de abusos sexuales cometidos en contra de una servidora pública, que según columnistas de prensa, labora en el Ministerio de Ambiente, curiosamente la cartera dirigida por el ministro más polémico que ha tenido el gabinete actual.
La supuesta denuncia es tan grave como su gestión, de comprobarse y probarse en las instancias judiciales correspondientes tales acusaciones, el presidente no solo debe afrontar las consecuencias, sino poner a disposición el cargo mientras se dilucida el caso. Es obvio que eso no sucederá.
Lo peor del caso, es que pareciera que los escándalos por agresiones sexuales de Morales, no son nuevos, googleando al respecto, me encontré con esta noticia de Prensa Libre del 25 de agosto de 2015. “El candidato presidencial guatemalteco Jimmy Morales fue denunciado ante las autoridades por una ciudadana particular que lo acusó de agresión sexual y física, entre otros delitos, informaron hoy varias fuentes.