Por: Rubén Lacan
Desde un sin fin de extorsiones, personas encargadas de realizar un registro de los ingresos de cada piloto durante la jornada, la cuota del patrón y la gasolina de la unidad, que corre por su cuenta, son algunos de los calvarios que enfrentan las personas que deciden ganarse la vida conduciendo una unidad del transporte colectivos en la ciudad guatemalteca.
Su labor inicia todos los días a las tres de la mañana, cuando se levantan para prepararse e ir a trabajar. Ellos no salen de casa, sin encomendarse a su Dios. Así lo relata *José a quien llamaremos así por seguridad.
Escuche el audio de *José donde relata los procesos para entregar la extorsión.
José relata que debe trabajar entre 8 y 10 horas diarias para poder cubrir todos los gastos que representa una ruta urbana. Entre estos gastos podemos mencionar Q350 que le deben pagar al propietario del bus; entre Q400 a Q500 de combustible y Q580 de extorsión.
Es importante aclarar que este monto de Q580 es la suma de lo que le deben dar a cuatro grupos de extorsionistas. Un grupo es de la Brigada, el segundo grupo es de San Ignacio, en el municipio de Mixco; el tercer grupo es de la Bethania, en la zona 7 capitalina.
Según el relato, los tres grupos ya mencionados recogen la extorsión en El Trébol y el cuarto grupo, lo hace en Obelisco, zona 9.