Por: Jovita Bautista y Luis Aguilar
Vivir en una zona “roja” en Guatemala acrecienta conflictos en muchas personas. Son comunes problemas como la falta de oportunidades y problemas psicológicos. Casa Esperanza brinda atención psicosocial para encontrar mejoría a la salud mental de los vecinos, además de otras actividades realizadas en comunidad.
Conversando en la planta baja del lugar, la Licenciada en Psicología Nydia Medrano comentó que “Nosotros no nos construimos solos, sino a partir de una relación que tenemos con los demás”.
El recinto ubicado en la Colonia La Verbena, Zona 7 de la ciudad de Guatemala, es un proyecto que cuenta con la colaboración de la Universidad de San Carlos, Pastoral Social de la Iglesia Católica y los vecinos del sector. Su origen se dio hace dos décadas y media. Hace 16 años empezó a recibir practicantes de la Escuela de Ciencias Psicológicas de la Universidad San Carlos de Guatemala (Usac), quienes dan seguimiento a casos psicosociales que se presentan con los vecinos. Lo psicosocial estudia la conducta y el funcionamiento mental de un individuo como consecuencia de su entorno social.
Nydia es supervisora del centro de prácticas y donde actualmente hay 16 estudiantes que cursan entre el cuarto y quinto año de estudio en Psicología y dio a conocer la labor que realizan. “Aquí lo que el estudiante hace es un acompañamiento para que la gente pueda explicarse su situación y a partir de ahí empezar los cambios”.
“El área que los estudiantes desarrollan aquí es el área social comunitaria”, comentó la supervisora y mencionó que el estudiante no solo atienda pacientes, también que desarrolle y escriba proyectos para después ser evaluarlos.
Esta institución da apoyo psicológico los viernes y sábados. El resto de la semana se realizan otras actividades coordinadas por la líder comunitaria Miriam Gamboa, quien dio a conocer distintos servicios que ofrecen en conjunto con la Pastoral Social del sector, como clínica, laboratorios y ultrasonidos.



Entre otros servicios también cuentan con cursos, tanto técnicos como de preparación profesional, los cuales tratan de mantener a costos bajos para que sean asequibles a los interesados. Ancianos, jóvenes, niñas y niños conviven en actividades como celebraciones por días especiales, bailes y comidas.
Con colaboración de los vecinos se han realizado “cierres de calles, con trompos, ligas, yoyos y lotería”, que según comentó Nydia “es una forma de recuperar juegos tradicionales y la seguridad” pues les permite a los padres de familia tener confianza en que sus hijos salgan a jugar.
De esa forma, Casa Esperanza, encaminada a una proyección social busca reducir la falta de desarrollo preparando a las personas para que puedan conocer un oficio y a la vez puedan sentirse mejor mentalmente en una ciudad estigmatizada.
Labor social de la USAC
Según el reporte un reporte del 2015 de la Policía Nacional Civil, esta área es catalogada como zona “roja”, las cuales son identificadas por el alto riesgo en el que viven los vecinos debido a la delincuencia y el promedio de muertes originadas en el sector. “Por las constantes balaceras que se han escuchado, a veces los practicantes tienen autorización para retirarse antes”, expresó la supervisora al referirse a las dificultades de trabajar en el lugar.
Nydia destacó la proactividad de los estudiantes, pues por voluntad propia “hacen más de lo que están requeridos”. Además de los eventos mencionados, la supervisora comentó que llevan a cabo cursos de idioma inglés, impartido por los universitarios.
“Una sesión con un psicólogo cuesta aproximadamente Q100 o Q200. Aquí les hemos dado seguimiento a los casos, que duran varias sesiones sin ningún costo, ese es el aporte de la Universidad” mencionó la psicóloga.
La encargada dio a conocer que «Casa Esperanza proporciona la infraestructura y la Universidad aporta servicios psicológicos”, además se realizan colectas entre los estudiantes para contar con material didáctico.