La vida, el matrimonio o el paisaje de su residencia son algunos de los motivos que han marcado el recorrido artístico de Magalí Gramajo, dibujante, pintora, escultura y docente en la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac).
Por: Cristian Velix
Dicho camino inició en 1985, cuando descubrió el Profesorado de Enseñanza Media e Historia del Arte, carrera que la atrajo por el currículo de estudios. Tal encuentro con la profesión, no fue fácil. La artista recuerda que en esa época solicitaba información de las carreras, no obstante las mismas no la motivaban.
“Mis hermanas estudiaban en Arquitectura, Psicología y Trabajo Social, pero yo quería sentirme satisfecha y empecé a buscar, pedía el formulario de las carreras que había, sin embargo no me llenaban”, rememora la profesora.
A pesar de eso, ella recuerda que el gusto por la expresión artística ya era latente para entonces. “A mí me gustaba la poesía, declamar y también el arte impreso, por ello escogí la carrera”, comenta la catedrática.
Ese fue el punto inicial de 33 años dedicados, como ella menciona, a la manifestación de sentimientos expresados a través de diversas maneras, tiempo en el que de igual manera las vivencias han sido distintas, las cuales ha plasmado principalmente en pinturas, su técnica preferida.
“Uno pinta conforme lo que va viviendo, conforme lo que está pasando en el momento. Recuerdo que cuando me iba a casar, pinté un paisaje con una turbulencia y salían palomas volando”, recapitula Gramajo.
Si bien, el arte fue su inspiración inicial, su gusto se mezcló con el de instruir. “A mí me gusta enseñar a enseñar el arte”, declara la artista, quien menciona que su primer experiencia con la docencia fue su trabajo con niños, una labor que se extendió por alrededor de 7 años y que la llevó a fundar dos colegios.
Mi trabajo era que los niños sacaran el arte que tenían, que lo colocaran en una hoja o en un lienzo. Ellos al no tener escuela ni lineamientos expresan lo que realmente llevan dentro, lo sacan y lo imprimen”, manifiesta la pintora.
La pasión por la expresión artística en Gramajo se mantiene, sin embargo señala que hay retos para la profesión como la competencia entre los artistas, situación que, en palabras de la docente, ha llevado, especialmente a la pintura, a convertirse en artesanía y ya no en obra artística. “Por eso no es rentable”, sentencia la docente.
Sin embargo, la promoción artística al igual que la conservación cultural podrían verse beneficiadas, debido a que el Ministerio de Finanzas (Minfin) recomendó un incremento para el próximo año de cerca de ocho millones de quetzales, esto con relación al presupuesto para este ciclo del Ministerio de Cultura y Deportes (Micude), el cual ascendía alrededor de 559 millones de la moneda nacional.
El correr del tiempo continúa, no obstante Gramajo propone, en el ir y venir del día a día, “tomarse un tiempo para observar las cosas hermosas de la vida, que pueden ser pequeñas como una flor, y notar que cada amanecer es diferente”.