En Guatemala hoy 30 de noviembre se “celebra” el Día del Periodista, una fecha en la cual los saludos a quienes se dedican al oficio de informar, abundan por donde quiera, especialmente por las redes sociales, no es para menos, la loable labor de la prensa, especialmente aquella con cierto grado de independencia, merece ser reconocida en todo momento, hoy por supuesto, no es la excepción.
Lamentablemente, la labor de los periodistas no es bien vista especialmente por quienes tratan de ocultar sus actos al margen de la ley, a estos les molesta el trabajo de la prensa, a tal grado, que en su afán por no ser descubiertos, han tomado represalias contra los comunicadores, en el peor de los casos, con saldo trágico.
Los números sobre muertes de periodistas en América Latina en los últimos años, no son nada alentadores, temas como la corrupción o el narcotráfico, hicieron que la cifra de periodistas asesinados en los últimos años en la región, se similar a la que se registra en países que constantemente están inmersos en guerra, como Irak.
Un reciente informe sobre el tema difundido por el sitio web Infobae, da cuenta que entre los países que registran más asesinatos de periodistas en América Latina en los últimos años, se encuentran, México con más de 100 víctimas, le sigue Colombia con alrededor de 85, Brasil sobrepasa los 50, Honduras 27 y para variar, Guatemala con al menos 25.
Con tan lamentables números, no hay razones para celebrar, más bien es tiempo de reflexionar sobre la función de la prensa en un país en donde nos jactamos de tener un sistema de gobierno republicano y democrático, una contradicción si consideramos a los informadores y formadores de opinión, así como a sus medios que representan, como parte de los pesos y contrapesos que dicho sistema indispensablemente debe tener.
Pero a la prensa no se le acalla solo asesinando periodistas, otras formas de amordazarla a tal grado de desaparecer o debilitar medios, especialmente los que no se alinean a los regímenes cuasi dictatoriales que tratan de implantarse como en Guatemala, son presionar a anunciantes para que pauten en los mismos o presionando para que se despida o presionen renuncias de periodistas que resultan incómodos.
La realidad que atraviesa el oficio en Guatemala en la actualidad, no es la más alentadora, solo en los últimos años, grandes medios de comunicación, como Prensa Libre, Nuestro Diario y Guatevisión, han tenido que reducir su planilla por diversas razones, entre estas, aunque no se diga a los cuatro vientos, debido a las pocas ventas en publicidad que se origina en el ahogamiento que se da, casi siempre, desde el gobierno o los mismos anunciantes.
Otro factor que en Guatemala, ha incidido en coartar la libertad de prensa, ha sido el trabajo que han realizado entidades como la CICIG, vale mencionar que casos emblemáticos investigados por la comisión, antes fueron develados en medios de comunicación escritos, este aspecto en particular, no ha sido del agrado de gobiernos en turno y empresarios, que también se han visto involucrados en algunos de estas supuestas acciones corruptas.
Así las cosas, el pasado reciente, el presente y el futuro inmediato, no pinta nada bien para las y los periodistas, que a pesar de las dificultades, tratan de mantenerse incólumes y de realizar su trabajo lo más objetivo posible, o hasta donde el medio se los permita. Vaya pues mi saludo y solidaridad en esta fecha y les animo a continuar haciendo con su trabajo, un mejor país, especialmente en favor de los más necesitados.