Por: Freddy Poroj
El acto del habla es sin duda una circulación de ideas que se valen de un código para su funcionamiento y es que su ejecución siempre será individual. A veces suele confundirse con lengua y lenguaje, empero cada una posee una característica que las hace distinta; lo curioso es que no pueden, por decirse de alguna manera, estudiarse por separado. Como el tema no es la diferenciación de estos término, podrían resumirse de la siguiente forma: lenguaje, facultad propia del ser humano; la lengua (langue), es igual a código o bien al idioma socialmente compartido en determinadas comunidades lingüísticas; y el habla (parole), es la utilización concreta, como se plantea al principio, individual y voluntaria de dicho código mediante la fonación. En este sentido, hay que reparar que “La lengua no es una función del sujeto hablante, es el producto que el individuo registra pasivamente; nunca supone premeditación, y la reflexión no interviene en ella más que para la actividad de clasificar…” (De Saussure, 1945: 41).
Vale la pena realizar la lectura este enlace (https://elsancarlistau.com/2018/04/16/elementos-internos-y-externos-de-la-lengua/), para comprender la lengua como un código:, ya que el habla corresponde a una de las antinomias propuestas por Saussure conocida como “Lengua interna”, porque de ahí su derivación de diversas disciplinas para entenderla, por ejemplo: los niveles morfológicos, sintácticos y semánticos; así como una de las dicotomías más importantes para conocer el fenómeno humano del lenguaje: la fonética y fonología, vea el artículo (https://elsancarlistau.com/2018/03/05/fonetica-y-fonologia/).
Quiere decir que el habla, aparte de ser individual, posee otras dos características: variable, porque obedece a intereses y necesidades propias del emisor que la cultura le demanda; y psicofísica, porque existe una codificación psíquica que constituye una articulación que hace partícipe a los órganos fonadores, que en su conjunto, logran su realización. Esto implica que cuando surgen ciertas características comunes en determinado lugar, fuera de categorizarse como dialecto, pueden considerarse hablas locales. Y esto porque el dialecto refiere a variedades de una misma lengua; asimismo, estos últimos se pueden clasificar en geolecto (para otros autores sinónimo de dialecto) y el sociolecto. Para evitar confusiones Coseriu (1999), describe al dialecto como un sistema de signos desgajado de un idioma, vivo o muerto, en una limitación geográfica en concreto, que no tiene diferenciación fuerte con otros de origen común. Para fines didácticos se hace una breve distinción de cada término mencionado arriba: dialecto, lengua derivada de una oficial; geolecto, como su lexema lo indica, tiene que ver con la forma de hablar de un grupo social en un determinado espacio o zona geográfica; y el sociolecto, que tiene que ver con los niveles de la lengua como resultado sociocultural o bien de estrato social. Justo aquí, podría hablarse de tres niveles: supe estándar (culto), estándar (coloquial) y sub estándar (popular o vulgar).
Pero lingüísticamente hablando, no existe justificación alguna para distinguir entre las realidades que la lengua y el dialecto hacen referencia, porque una lengua y un dialecto son lenguas per se, en el sentido de sistemas de comunicación verbal. De ahí su carácter sistémico. Empero, si se quiere dar una explicación y justificación de la distinción de ambos conceptos debe hacerse bajo criterios extralingüísticos los cuales poseen autonomía funcional respecto al lenguaje.
A pesar de la aclaración realizada en el primer párrafo, el habla no es tan individual como parece, ya que existe un lazo intermedio entre ésta y la lengua: la norma. La razón, porque esta última implica usos habituales repetidos en un determinado grupo social. Es decir, se toman rasgos lingüísticos característicos del entorno. Aparte de norma, se le conoce también como variedad debido a sus manifestaciones en cuanto a la pronunciación, el léxico, y la morfosintáctica. Se puede clasificar en diatópica (criterio de carácter espacial), diastrática (criterio de carácter social) y diafásica (criterio de carácter contextual). Asimismo, Álvarez (2006) menciona dentro de la sociolingüística otras variedades como: cronolecto, sociolecto, sexolecto, tecnolecto, argot, etnolecto, entre otros.
No hay que restarle importancia al estudio del habla fuera de la lengua, porque esta última “…es un objeto de naturaleza concreta, y esto es gran ventaja para su estudio. Los signos lingüísticos no por ser esencialmente psíquicos son abstracciones; las asociaciones ratificadas por el consenso colectivo, y cuyo conjunto constituye la lengua, son realidades que tienen su asiento en el cerebro. Además, los signos de la lengua son, por decirlo así, tangibles; la escritura puede fijarlos en imágenes convencionales, mientras que sería imposible fotografiar en todos sus detalles los actos del habla; la fonación de una palabra, por pequeña que sea, representa una infinidad de movimientos musculares extremadamente difíciles de conocer y de imaginar.” (De Saussure, 1945: 42).
Dentro del sistema lingüístico hay que ubicar al habla como lo práctico de lo teórico de la lengua; y a la lengua, como plantea Coseriu (1983), conjuntamente con el acto lingüístico como dos realidades elementales dentro del lenguaje articulado.
Fuentes:
- Álvarez, Albert (2006). La variación lingüística y el léxico: conceptos fundamentales y problemas metodológicos. Editorial Universidad de Sonora. México.
- Coseriu, Eugenio (1983). Introducción a la Lingüística. Edición mexicana. Centro de Lingüística Hispánica de la Universidad Nacional Autónoma de México.
- Coseriu, Eugenio (1999). Lecciones de Lingüística General. Editorial GREDOS, S. A. Madrid, Segunda edición.
- De Saussure, Ferdinand (1945). Curso de lingüística general. Editorial LOSADA. 24 Edición.
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