Por Wangner Díaz Choscó
Centro de Estudios de Comunicología, Escuela de Ciencias de la Comunicación (USAC)
Guatemala, 13 de marzo del 2019. Hora: 6:00
En la última década, la Comunicología se ha constituido en la memoria científica como una ciencia del presente y con una visión de futuro. Hablando de esos estudios del Futuro (Future Studies), la Comunicología moderna tiene un lugar especial. No comulga con especulaciones, pues tiene una base teórico-empírica de varias décadas, y le proponemos una filosofía centrada en el ser humano, lo cual no es común en las ciencias.
La Comunicología, en esta línea, piensa en los temas fundamentales de la comunicación, la Semiótica, la Robótica y la Futurología, pero tiene los pies sobre la tierra. Piensa en el fin del mundo –cosa que parece rara en una disciplina científica- pero no está interesada en un porvenir apocalíptico, sino en un futuro necesario: el bienestar humano; ya señalamos hace algunos años que la Comunicología ha realizado importantes aportes al desarrollo humano (Díaz, 2014).
La Comunicología moderna, a diferencia de la clásica -que no tiene identidad clara, ni fin en sí misma- mira adelante con la parafernalia de la ciencia, encumbrada en los hombros de algunas disciplinas más astutas que ella misma. Por ejemplo, la Robótica y su Inteligencia Artificial; la Física Cuántica y la Sicología Experimental; sin dejar atrás a la Futurología (la empírica, y no la especulativa). Todas ellas deben ser tomadas en cuenta como aliadas de la Comunicología moderna.
Si lo analizamos detenidamente, la Comunicología moderna es la única disciplina que le interesa verdaderamente a los humanos. La mayoría de disciplinas científicas son vacuas y vanas, fruto del capitalismo, con sus ojos puestos en las cosas y el consumo. Por ende, es un sinsentido replicar científicamente las funciones del cerebro sin un para qué definido; un sinsentido multiplicar nuestros errores históricos; un sinsentido huir de nuestra realidad caótica por medio de verborrea filosófica; un sinsentido el no tener los ojos puestos en el cuerpo humano.
Sí, el cuerpo humano. Es tiempo de regresar a la mente y cuerpo humanos. La ciencia debe regresar a donde empezó: la búsqueda del bienestar. Por eso la Comunicología moderna piensa en la interrelación tecnología-humano y los efectos en nuestra cotidianidad, en nuestra manera de ser.
La Comunicología moderna se pregunta: ¿el instrumento que tengo en la mano y tiendo a usar frecuentemente, puede cambiar mi humanidad? ¿Pueden los artefactos –o robots- condicionar o incidir en mi bienestar y felicidad? Si fuera cierto: ¿es una felicidad real o ficticia?
La Comunicología moderna es una epistemología de la vida
La Comunicología moderna, al igual que algunas ramas del pensar y del saber, se interesa, en última instancia, en la felicidad del humano (es decir, empíricamente, su bienestar). La teleología de la Comunicología es la felicidad. Y eso la diferencia de todas las otras disciplinas.
El cambio de paradigma debe ser lo siguiente: la ciencia no buscará la historiografía de la ciencia; la ciencia no se buscará a sí misma; no pensará en la máquina para el desarrollo económico per se, ni para sedentarizarnos (Díaz, 2004); la ciencia buscará al humano. Lo piensa, lo necesita y lo aconseja. Todo lo demás es periférico o lucrativo; o un mero ejercicio teórico.