Romantizar el pasado

La Huelga de Dolores 2019 deja un rastro agridulce, resulta la sobra de una ya escasa cultura universitaria que ha recaído en un juego que disputa poder y desestabilización. La idea de retornar a medidas antiguas que marcaban los movimientos estudiantiles significa un retroceso, porque las circunstancias cambian, aún más en una sociedad fugaz como la actual, en donde todo cambia constantemente y resulta imperceptible.

La razón de ser de un movimiento siempre ha sido una confrontación entre un grupo de poder y actores de la sociedad civil, también tiene bases en la identidad y cultura, pero qué pasa cuando esos ideales y esas razones de confrontación tienen que ver con un ideal pasado, no en una solución que corresponda al presente. Se quiere proyectar que existe el mismo “sentido revolucionario” con el que se inició con el movimiento huelguero, se han quedado enamorados de una idea respecto al pasado, por los años 70 y 80, cuando las condiciones y actores eran completamente distintos.

Las generaciones que encuentran un vacío en las tendencias actuales, las cuales se orillan a lo banal, nada racional y superficial, tratan de buscar una escapatoria adoptando ideas pasadas que resultan emocionantes por su grado de exposición mediática y su impacto social, político y económico y se vuelve un anhelo romántico el poder revivir acciones como esas; lo que no comprenden del todo es que, al ser un movimiento algo temporal en cuanto a sus objetivos, deben renovarse, trascender a las necesidad que surgen actualmente.

¿Cuándo tomará un nuevo sentido? Se debe reestructurar la ideología por la cual se realiza, no violentarla o tergiversar sus intenciones, sino proponer un nuevo modelo que responda no solo a insultar y satirizar, que represente una novedad que sea viable, una organización que promueva la unión e identifique el punto que puedan encontrar en común los demás, la imitación es un factor clave. La liquidez responde a un efecto desintegrante de bases sólidas, sería bueno utilizarlas a favor y no para provocar mucho más descontrol y desinterés.

El desfile bufo, es el claro reflejo de esta tendencia incierta, la mayoría asiste y los comité aún lo organizan porque simplemente es algo que ya está impuesto como suceso importante como parte de la “cultura”, pero las bases ya no responden a una solución o esperanza para Guatemala porque es solo un ideal. El ciclo del movimiento continúa, pero si no se postulan nuevas bases seguirá, tan solo va a significar un “¡qué viva la USAC y el pueblo de Guatemala!”, una celebración vana que se realizó este año solo por demostrar algo, no se cambia nada, solo resulta una actividad lúdica.

En resumen, la huelga 2019 fue una fachada y rendición de cuentas a los conflictos internos, una verdadera farsa a lo que supuestamente representa.cintillo de opinión

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