“Quién ha pasado por la USAC y no ha tenido sexo en alguno de los múltiples escenarios, no sabe lo que se pierde”. Es muy común escuchar a jóvenes y adultos hacer este tipo de comentarios dentro y fuera del campus de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Quizá sea una broma, quizá sí lo han hecho, lo cierto es que la situación se torna muy peligrosa para las mujeres en en campus de la zona 12, que a diario deben cuidarse de personas perturbadas.
Para muchos, es lamentable ese tipo de expresiones y pensamientos. Para otros, es algo que se ha convertido en una práctica común. Con esa naturalidad se expresan muchas personas en cuanto a la posibilidad de tener relaciones sexuales, ya sean estas, en lujosas oficinas, dentro de vehículos, bancas, baños y, hasta en el ya clausurado, Parque de las Ardillas.
La sexualidad humana es un fenómeno complejo, que recorre de forma transversal la vida de todo ser humano. Muchas de las vivencias de la sexualidad, están relacionadas con el placer, con la manifestación de determinados sentimientos, con la comunicación íntima y con el afecto entre dos personas, sin importar la preferencia sexual.
Ahora bien, siempre he pensado que un acto sexual debe ser de dos personas y con pleno consentimiento. De no ser así, se convierte en una violación de la intimidad, de una de las partes, esto puede generar consecuencias nefastas para la personalidad de la víctima y para su entorno.
El pasado 23 de septiembre en la facultad de Ciencias Económicas, se denunció un acto, a todas luces lamentable. La integridad de una fémina fue violentada. Según denuncias en redes sociales, un individuo ingresó a uno de los baños de mujeres, ubicado en el segundo nivel del edificio S6 y, usando la fuerza, tocó a una joven estudiante. Un acto reprochable, porque nadie tiene derecho de abusar a otra persona, ni física, ni emocionalmente.
Este no es el primero, ni el único caso que ha ocurrido a lo interno de nuestra casa de estudios. Hay varias denuncias de violaciones y acoso dentro de la USAC y otras, de víctimas que han sido seguidas en vehículos para luego ultrajarlas fuera del campus. Situaciones como estas ponen al descubierto la frágil seguridad con que cuenta el campus en la zona 12. Los pocos agentes que existen, resulta que únicamente están para resguardar los bienes de la universidad, al menos así lo han denunciado las víctimas.
Es urgente que se mejoren las medidas de seguridad, para garantizar un ambiente agradable a los miles de estudiantes que llegan a diario. Un ambiente libre de acosadores y de violadores.
Tras el incidente el Decano de Ciencia Económicas, Luis Antonio Suarez Roldan, en su cuenta oficial publicó:
“Estimados compañeros de la Facultad de Ciencias Económicas de la tres veces centenaria USAC, derivado del desagradable incidente ocurrido a una compañera en los servicios sanitarios del Edificio S-6, el día de ayer sábado 23 de septiembre, se toma como primera e inmediata medida, el cierre permanente de la puerta de ingreso y egreso a dicho edificio por el lado del Parqueo, a efecto que tengamos una sola entrada y salida, se colocarán barandas en los accesos al tercer nivel de dicho edificio ya que dicho sector no se utiliza en fin de semana y puede dar lugar a hechos similares y se instalarán botones de pánico en el interior de los servicios sanitarios de damas. Esas serán las primeras acciones. Salu2”.
Es necesario que las autoridades, tomen en serio este tipo de actos. Quienes tienen sexo en la San Carlos, por su gusto y gana, seguramente lo seguirán haciendo bajo su cuenta y riesgo, en cualquier lado que se los permita. Empero, no se vale que las mujeres no puedan transitar tranquilas por el campus, porque deben cuidarse de maniáticos sexuales que merodean a su presa; cual lobo en busca de su oveja, para darse un buen festín y saciar sus ansias.
Hay acciones que debo reconocer, en algunas unidades académicas. Tal es el caso de la Escuela de Ciencias de la Comunicación, cuyo director Sergio Morataya, tomó la decisión de colocar cámaras de seguridad en pasillos de ambos edificios (Bienestar Estudiantil y M2). Este ha sido un importante paso que sirve para tener un mejor control de quienes entran y salen de esos edificios.
Pero el esfuerzo debe seguir por parte de las autoridades encargadas de la seguridad dentro de la universidad. No más acoso, no más violaciones. La mujer es libre de transitar por donde quiera y debe se merece todo el respeto. Por una universidad sin violadores y acosadores de mujeres.