Armas asesinas

Recientemente, una tragedia provocada por Stephen Craig Paddock, un contador jubilado de 64 años, tiñó de luto otra vez a los Estados Unidos de Norteamérica, el escenario fue un multitudinario concierto de música country que se desarrollaba al aire libre en las cercanías del Mandalay Bay Hotel en las Vegas, Nevada.

La acción nuevamente puso en la agenda mediática el tema de la tenencia de armas en Estados Unidos, país donde no existen controles estrictos para adquirir las mismas y de distintos calibres, como se demuestra en el caso de Paddock, quien según las autoridades tenía dentro de la habitación del Mandalay Bay donde se hospedaba, un lote de armas modificadas para que fuesen capaces de disparar en ráfaga, tal como se escucha en los videos subidos a las redes sociales.

Sin duda alguna, es un tema complejo para los estadounidenses, sin embargo, es algo que también preocupa a países como México y Guatemala considerados según expertos, mercados atractivos para muchas armas que los traficantes sustraen en forma ilegal de Estados Unidos. “Llevan droga y de regreso, para aprovechar el viaje, traen armas”, escuché recientemente en un documental al respecto transmitido en un Canal de Televisión Internacional.

La violencia en países como el nuestro, se convirtió en un verdadero negocio para algunos empresarios que han hecho del terror su modus vivendi, pienso que muchas de las tragedias, como los asesinatos casi en serie contra pilotos de buses urbanos y extraurbanos, recolectores de basura y hasta la masacre ocurrida hace un par de meses en el Hospital Roosevelt, son debidamente planificadas por gente que vive de la inseguridad.

A lo largo de los años, se ha intentado realizar acciones efectivas que permitan contrarrestar la violencia en el país, instituciones como el Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible (IEPADES), han propuesto campañas de Control, despistolización y destrucción de armas que se han decomisado al crimen organizado, antes que paren nuevamente en manos de asesinos, lamentablemente su lucha no ha tenido el éxito.

Las armas son instrumentos para matar y los Gobiernos permiten que la gente las fabrique y las compre, sabiendo perfectamente que un revólver no puede usarse en modo alguno más que para matar a alguien. (Giovanni Papini).

Así las cosas, mientras no se le ponga interés al tema, seguiremos sumidos en la ola de violencia que sigue enlutando a miles de guatemaltecos. En Guatemala afortunadamente no se han dado tragedias masivas como las registradas en Estados Unidos, pero la danza de la muerte que vivimos a diario, casi es igual de trágica y enluta para variar, a los más pobres.

Urgen políticas verdaderas de desarrollo integral dirigidas desde el gobierno central, no basta con acciones aisladas, está bien que se capture a pandilleros, pero si no se presentan pruebas contundentes, éstos quedarán libres por falta de méritos, a la vez, tienen que crearse más oportunidades de trabajo digno para miles de jóvenes que año con año se incorporan al mercado laboral.

Cintillo de Opinión

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